La seguridad del fotógrafo y los animales salvajes
El retrato de animales salvajes es una de las modalidades con más riesgos dentro de la fotografía outdoor. Es fundamental tomar medidas que protejan la vida tanto del profesional como de los ejemplares a los que va a fotografiar. Son muchos los casos en los que el profesional no ha sobrevivido a la sesión fotográfica al ser devorado por el que iba a ser protagonista de sus imágenes.
Uno de los más sonados es del japonés Michio Hoshino, mundialmente conocido por su trabajo en Alaska. En el año 2013 se trasladó a la península de Kamchatka, Rusia, para llevar a cabo un proyecto fotográfico. Cuando descansaba en su tienda de campaña fue atacado por un oso pardo y murió. Eso sí, antes quiso inmortalizar el momento dejándonos esta escalofriante fotografía:
La inmensa mayoría de las asociaciones de fotógrafos de la naturaleza cuentan con códigos éticos en los que aparecen las normas de obligado cumplimiento para garantizar la seguridad de fotógrafos y animales salvajes. Es importante tener en cuenta de que ellos están en su hábitat, somos nosotros los intrusos.
Antes de realizar el viaje, hay que conseguir todos los permisos y licencias necesarias, ya que en muchas zonas es necesario poseer una autorización para llevar a cabo la actividad fotográfica. Es igualmente fundamental documentarnos acerca del clima, la fauna y la flora del lugar, pero sobre todo estudiar el comportamiento de las especies. Recordemos que en Internet puede escribir cualquiera, por lo que para ello lo mejor es ponernos en contacto con expertos en el tema.
Una vez allí, debemos evitar el uso de perfumes o cremas con olores fuertes, además de ropa llamativa. Nuestro objetivo es mimetizarnos con el paisaje para en la medida de lo posible pasar desapercibidos. Un pequeño pero vital detalle que puede pasar desapercibido es colocarnos de forma que el viento nos venga de cara. Los animales salvajes tienen un olfato excepcional y pueden olernos antes incluso de que nosotros los veamos.
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Para seleccionar el lugar podemos tener en cuenta además otras señales como restos de comida y excrementos recientes o huellas. Una vez elegido nuestro emplazamiento, la clave es la paciencia, aguardar con calma el momento perfecto para pulsar el disparador y conseguir la fotografía deseada. Durante esta espera intentaremos en la medida de lo posible no movernos ni ruido. No importa el tiempo que nos toque esperar, tenemos que ser conscientes de que pase lo que pase no debemos alterar la actividad natural de los animales salvajes.
En cuanto a aspectos técnicos, si vamos a fotografiar especies tranquilas podemos optar por un AF sencillo, mientras que si se trata de animales que se mueven mucho y con rapidez, lo mejor es el AF continuo. Si nos podemos acercar a ellos ese recomienda un teleobjetivo entre los 70 y los 200, pero si nos tenemos que mantener a una gran distancia es preferible optar por otros de entre 500 y 600. El tema del flash tiene opiniones encontradas. Hay quienes piensan que no hay problema en utilizarlo cuando la luz es insuficiente, pero otros creen que puede resultar peligroso.
Las mejores fotografías de animales salvajes tal vez podamos encontrarlas en National Geographic. Si nos gusta la fotografía marina, David Doubilet es nuestro hombre; ha fotografiado bajo el agua dulce y salada del Pacífico, Nueva Zelanda, Japón o Escocia entre otros hermosos lugares. En fotografía en climas extremos sin duda destaca Paul Nicklen, especializado en el Ártico, y George Steinmetz en paisajes de África. Te dejamos a continuación una galería para que puedas echar un ojo a algunos de sus trabajos, realmente valen la pena.
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