Sergio Alonso: Qué hacer tras estudiar maquillaje profesional

Sergio Alonso habla de su labor como orientador vocacional para Workshop Experience

Cuando alguien decide abordar su futuro profesional y formarse para ello, se encuentra con que el deseo que siente choca en ocasiones frontalmente con los miedos que le impiden lograrlo. En esta entrevista, Sergio Alonso nos cuenta cómo dejar esos miedos atrás para vivir un sueño, convertirlo en proyecto y lograr que se haga realidad. 

Cuando un alumno termina sus estudios, debe salir de su área de comfort. Es una de las lecciones que da a los alumnos de maquillaje de Workshop Experience, a quienes ayuda en su faceta de orientador vocacional. Sergio Alonso ayuda a impedir que esos miedos de los alumnos acaben destruyendo sus ganas de mejorar sus habilidades y perfeccionarse en la carrera que han elegido hacer. Para todo aquel que quiera ser un maquillador profesional es importante sentirse optimista. Nosotros hemos hablado con él de sus labor con los alumnos y esto es lo que nos ha contado:

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Sergio Alonso en una de sus charlas en Workshop Experience

En primer lugar, ¿cuáles son las herramientas objetivas que necesita un maquillador para enfrentarse al mundo laboral?

Primer punto: Marcarse dónde quiere ir y qué necesita para ello. Hoy en día hay una serie de caminos prefijados en la sociedad que todos siguen para conseguir un trabajo o ubicarse. Sin embargo, nos encontramos con un problema: si bien los caminos son más o menos claros, están demasiado transitados. La competencia se hace muy grande y convierte la tarea en algo difícil y a veces frustrante.

Ahora, si hacemos una lectura más minuciosa de dichos caminos y aquellos que los transitan, también vemos que en un gran porcentaje de las personas que buscan se encuentran, a su vez, un tanto perdidos. De alguna manera no sólo buscan un trabajo sino un lugar que les un sentido e identidad. Frente a este pequeña observación de un complejo panorama lo que parece más conveniente es que el maquillador pueda plantearse claramente qué es lo que quiere hacer, hacia donde quiere dirigirse, cuál es su deseo, sus metas y permitirse soñar más allá de lo que la realidad parece solicitar.

Segundo punto: No condicionarse demasiado por lo que marca el mercado sino porque lo que cada cual quiere. Lamentablemente, como psicoanalista, no puedo decir que hay que fiarse demasiado de la realidad, ya que, como sabemos, la misma cambia  tan rápido como la fantasía que se tiene socialmente de las mutaciones genéticas…

Tercer punto: Plantearse qué implica aquello que ha elegido. Otra cuestión es poder entender en qué medio se encuentra, qué tipos de ofertas se ofrece y qué lugar va a querer ocupar. Comprender la implicaciones del puesto de trabajo. ¿Deberá viajar? ¿hablar idiomas? ¿trabajar muchas horas? ¿autónomo o relación de dependencia? 

Para esto es importante un trabajo de introspección que necesita hacer la persona para poder elegir no sólo el puesto del trabajo sino quién va a querer ser. Y esto es algo que, a veces, se puede tener idea y otras que el sujeto está muy perdido y es aconsejable que busque con un profesional asistencia para poder descubrir todo aquello que se está poniendo en juego a la hora de “elegirse” en el mundo laboral.

A veces parece que los aspirantes a un puesto de trabajo pretenden que la empresa les de su chispa y no se dan cuenta que son ellos quien deben traer la antorcha encendida.

Entre los principales problemas que afronta un maquillador se encuentran los miedos de los padres y la familia. ¿Cuáles son las claves para superarlos?

En la escuela, en las charlas vocacionales, surgen este tipo de frases que puede generar el fracaso a corto o largo plazo de una persona, y son puntos que abordamos. Sin embargo siempre tienen la misma característica, como si fuera un tesoro, la persona lo esconde, a pesar que esto les pueda opacar sus aspiraciones.

Los padres, en el paquete de “amor materno-paternal” le da al hijo todo, y esto incluye sus propios miedos, abarcando los de su historia personal, familiar y cultural. Me he encontrado gente con miedos que ni siquiera se condecían con la realidad. Pero esa persona estaba viviendo en los de los padres, lo cual la atenazaba a no poder avanzar.

Estos miedos, a veces, están más o menos tipificados, como que cualquier cosa que no sea segura como opositar (trabajar en el estado) no es buena, a pesar de que tampoco explican la renuncia implícita a un porcentaje de la libertad, creatividad y aventura en la vida. O que cualquier cosa nueva no va a funcionar, que salirse de lo pre-establecido no funciona. O simplemente no comprenden aquello que quieren sus hijos.

El problema es que muchas veces, estas frases, están profundamente arraigadas y pueden afectar inconscientemente a lo largo de la vida y el impedimento del éxito de la persona. Y esto merece ser tratado en una terapia psicoanalítica. Aunque todo tiene su contra-cara y muchos pueden preguntarse ¿Por qué se auto-boicotea? Porque en ese auto-boicot, a su vez están dando la razón a quien le dijo que no funcionaría, sienten, inconscientemente, que los satisfacen. De ahí que el propio sujeto se revuelve y protege sus síntomas que, conscientemente les producen angustia, pero inconscientemente satisfacción.

Es importante tratar estas cuestiones cuando están muy arraigadas porque pueden definir un tipo de vida u otra muy diferente. 

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Sergio Alonso ayuda a las alumnas de maquillaje como orientador vocacional

Otro gran problema es que cuando alguien decide estudiar maquillaje, normalmente no piensa en convertirse en un profesional del maquillaje, si no en llegar a ser igual que sus ideales. ¿Qué ocurre con las incertidumbres de poder alcanzar las metas? ¿Cómo pueden huir de los ideales inalcanzables que acaban frustrándoles y les impiden avanzar?

Esta pregunta es muy interesante y oportuna. Nos lleva a preguntarnos y preguntarle a una persona porqué elige aquello que ha elegido. ¿Qué hace que un Médico elija dicha carrera o un Arquitecto por ejemplo?  Obviamente, en la mayoría de los casos, la elección suelen ser basada en responder a la presión social y familiar que dice “hay que estudiar” (y otras cuando está directamente relacionado con satisfacer a los padres), sin tener, no sólo la más mínima idea de lo que les puede gustar, sino ni siquiera conocer el ámbito laboral y todas las cosas que implica a nivel personal, económico, emocional, salubre y social.

En muchos casos las elecciones se hacen en base a modas, a imágenes que aparecen en la sociedad como iconos donde el sujeto regocija un ideal narcisista de sí mismo representado en aquella “imagen social ideal” pero no tan real. Pero también existen aquellos que eligen su profesión en función de aquello que siempre quisieron y donde se hayan a sí mismos.

Una cosa es encontrar un conocimiento, una carrera o profesión, para poder expresar aquello que desea y otra es pedirle al ideal que le rellene la vida de fantasías. Así trabajan, por ejemplo, las empresas piramidales que les prometen sonrisas, yates, coches caros, cariño, etc, y durante años sostienen la fantasía de lo que no es ni será.

Ahora volviendo a nuestro ámbito, es importante que puedan hacer la diferencia entre “lo que me gustaría que fuera” y lo que es. Por ejemplo, algo que es una obviedad y que llama la atención, es que en la escuela tenemos un directora que ha sido una modelo internacional. Cuando se les interroga a todos aquellos que quieren trabajar en “moda” no han solicitado nunca hablar con Mayte para preguntarles cómo funciona, qué es lo necesario, cómo es el ambiente, etc. Y la tienen literalmente a metros de distancia.

¿Qué me puede decir esto? Que están estudiando más en función de sus ideales que de la realidad. Incluso que están desestimándola en pos de poder sostener su fantasía. La cual a la hora de la verdad puede llegar a convertirse en un obstáculo… uno llamado realidad (al menos la que rige en ese momento).

Por otro lado si se ponen ideales demasiado altos o que ni siquiera son propios, la frustración estará agazapada esperando saltar para frustrar todos los planes. Una cosa es tener un ideal propio de lo que a una persona le gustaría y por lo que se está dispuesto a luchar, y otra es querer ser como aquello que me dejan ver en una revista o televisión. Son dos cosas muy diferentes, como las fotos de las redes sociales y la realidad…

La primera pregunta refería a la incertidumbre de poder alcanzar las metas. Quizás lo primero es poder aprovechar los recursos para aprender lo que realmente hay y plantearse no a quien me quiero parecer sino quien puedo construir en mi mismo y llevarlo con toda la humildad posible y esperanza.

Ahora, las incertidumbres son algo que van a tener que saber llevar durante mucho tiempo. Yo no puedo mentirle a la gente para crearles delirios de algo que no sé si va a suceder. Las charlas grupales vocacionales apuntan  a que puedan salirse de la idealización soñadora narcisista que les venden a los jóvenes y poder acceder a un anhelo de construirse y ofrecer algo como profesionales.

Pero esto implica saber acarrear incertidumbres durante un buen tiempo. Es verdad también que muchas de ellas se van disipando a lo largo de la formación ya que tienen todo un equipo para despejar muchas de ellas. También la escuela se preocupa de traer personas reales para ayudarlos a insertarse en el este mundo que se expande pero que es muy competitivo.

Hay miedos del tipo técnicos, que se basan en aprender y practicar, otros del tipo personales históricos que requieren terapia, y otros que hay que saber acarrear. Ninguno de nosotros sabemos donde llegaremos, ninguno predice el futuro, pero lo único que sí podemos saber es si estamos dispuesto a luchar por ello, a descubrir el deseo y sostenerlo a través de las diferentes dificultades que puedan surgir y también saber aprovechar oportunidades.

La incertidumbre, es lo que podemos encuadrar dentro del concepto de “la falta” en psicoanálisis, y es saber que no podemos controlar el mundo, no podemos controlar las olas, pero si podemos aprender a surfearlas lo mejor posible.

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Sergio Alonso en una de sus charlas para maquilladores en Workshop Experience

La presión, la envidia y las rivalidades dentro del gremio son habituales. ¿Cómo se enfrentan a esto?

La envidia es del dominio del desgraciado.

¿Qué es la envidia? Es ver en el otro el reflejo de lo que creo que nunca podré o seré. En vez de asumir mi falta y admitirme no absoluto, pretendo destruir a ese que me refleja mi realidad.  Pero claro, como intento destruir a quien me demuestra mi falta, lo que hago es proteger aquello que me empobrece, no asumirlo o superarlo, con lo cual, la envidia esta relacionada con ser desgraciado, al menos en algunos aspectos.

Esta mirada, con pretensiones destructivas, tiene también otra cara que no solemos poner de relieve que es el/la envidiada. Y esto es bastante horrible cuando la envidia traspasa los límite de la intensión y pasa al acto. Lo penoso es que en general el envidiado/a recibe un intento de frustración de aquello que quiere hacer, pero lo peor es que aún está intentando llegar a algún lugar. Es decir, justamente quien asume sus faltas y lucha para poder sopesarlas, recibe del desgraciado un tirón hacia abajo.

Ahora pensemos que muchas personas que hoy en día se están formando se sienten “iguales”, pero el destino, el tiempo, la capacidad, la picaresca, las relaciones, el talento y seguramente más motivos, generarán diferencias a la hora de trabajar, de ganar, etc. Y en muchos se disparará la envidia y en los más nobles la admiración.

Porque en la admiración, dicha o tácita, está el proyecto de uno mismo, ve ahí afuera su propia ilusión proyectada.Con lo cual si el que envidia es el desgraciado, el que admira es el dichoso. Lamentablemente esto lo aprenderán, la mayoría, a golpes con la realidad, pero vamos a decirlo así: las joyas hay que mostrarlas a quienes también tienen joyas. Habrá que ser cuidadoso de a quien se cuenta cuan bien a uno le va, lo que le sale o lo que gana.

Porque el problema no es sólo estas cuestiones materiales, sino que la envidia no se trata tanto de lo material sino de cómo se vive eso. Cómo se vive el trabajo, la carrera, los anhelos, los sueños, cuál es la relación que establece la persona con su propia vida. Y eso es lo que más se envidia, a alguien que transita su existencia fundada en su deseo que le da sentido a su vida, que lo constituye y que cada cosa que logra, por pequeña que sea, se convierte real y valiosa. Es ahí donde aparecerán más envidias, y si eso lleva a la persona a recompensas materiales, más aún.

En general la formula, es saber compartir con logradores, callar frente a los desgraciados y principalmente: ELEGIR en la vida a quien queremos realmente a nuestro lado.   

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Sergio Alonso, psicoanalista, ayuda con su trabajo a los alumnos de Workshop Experience

No solo hay que llegar, si no también mantenerse. ¿Es importante tener un perfil versátil y adaptarse a distintos tipos de maquillaje?

Esta pregunta es importante, pertinente, compleja y peligrosa. Aquí la respuesta depende mucho del escenario, del perfil y de la habilidad.

Vamos a suponer que nos encontramos con una persona que tiene una capacidad muy buena para efectos especiales ¿Vamos a pedirle que haga bodas o que trabaje en una peluquería de barrio maquillando para cumpleaños? Obviamente habrá pasado por todo el proceso formativo ya que le será siempre útil, ¿Pero tiene la persona y la mente el tiempo para abarcar todas las habilidades?

Cuando abordamos la inteligencia en la universidad hablamos de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. Mi planteamiento es que no hay solo 7 inteligencias como dice el autor, sino que cada persona desarrolla habilidades e inteligencia en eso que le interesa más. Hablando con la profesora le pregunté si no es posible que un sujeto desarrollase muchas y me contestó “En principio sí es posible, pero tendría que vivir cientos de años…”

Un electricista es eso, no es fontanero ni operario de una máquina de construcción. Ahora vamos a decir lo contrario, un “manitas” sabe hacer de todo un poco, pero mucho de nada. Entonces, dentro de esta industria la persona tiene que saber qué es lo que quiere hacer realmente y el camino que quiere tomar.

Hay algunos ramas dentro del maquillaje que implicarán versatilidad, como por ejemplo la televisión, incluso saber algo de efectos especiales para algunos detalles. Sin embargo hay otros  que implican una especialización prácticamente exclusiva. Que en algún momento la persona tenga que hacer algo que mucho no le apetece para sobrevivir es otro tema.

Donde quizás hay que tener versatilidad es en la formación principal. Que la base sea amplia para luego poder especializar y poder entender a otros especialistas. Y también es verdad que a más habilidades tenga la persona y más versátil sea puede que tenga más trabajos (aunque hay más características que se ponen en juego).

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Sergio Alonso interactuando con sus alumnos de maquillaje en la escuela de Workshop Experience

¿Qué diferencias encuentras entre este tipo de profesionales y otros?

La cuestión aquí es que la realidad es similar, en general, para la mayoría. Todo profesional  tiene un aspecto general, y luego una especialización. Pensemos en el médico donde puede optar por ser un médico generalista o especilizarse en alguna rama en particular. Y si bien tiene nociones de todo, profundiza en lo suyo.

Quizás lo que pienso es que este mercado, dada la cuestión de la mirada y el narcisismo, que se pone cada vez más en juego, es una industria que va tomando más fuerza aún si cabe. Y esto también hace que tenga muchísimas ramificaciones y lugares de trabajo.

Hay aspectos de la profesión que implicarán viajar constantemente, hablar sí o sí inglés, etc. Otros no viajar tanto pero si tener una disponibilidad en fechas que los demás descansan por ejemplo. Todo dependerá de cómo articule la profesión cada uno y de qué manera se sitúe en la misma.

Otro aspecto que resalta en el discurso social es esta nueva tendencia de las personas para acercarse hacia este tipo de profesión e industria, lo cual implica también que habrá más oferta y compentencia. De ahí que tendrán que plantearse cómo destacar para poder ofrecer un servicio de calidad y diferenciarse de los otros profesionales.

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Sergio Alonso es uno de los muchos profesionales que ayudan a los alumnos a conseguir lo mejor de sí en Workshop Experience

Tú que tienes una relación estrecha con Workshop Experience, ¿cuál es el papel de la escuela en la formación del alumno?

Esta escuela me gustó por su plasticidad y seriedad en hacer las cosas. Es una escuela que entiende que no se trata sólo de enseñar a maquillar sino de formar profesionales. Y no es lo mismo enseñar y formar. Una cosa es saber hacer algo, como por ejemplo conducir, y otra es saber dirigirse en el mundo, es decir, circular.

He podido ver que la escuela se ocupa de diferentes aspectos con sus alumnos tales como darles un espacio de aprendizaje con las herramientas necesarias, un ambiente agradable y amplio (control estimular) que favorece a la expansión y puesta en escena de aquello que aprenden y quieren desarrollar. Pero no sólo eso, sino que también traen profesionales de otros ámbitos como es mi caso que abordo las cuestiones vocacionales, miedos, etc, y otros que los preparan e introducen en el mundo de las redes sociales y el papel profesional en el mismo (y como se juega lo personal en ese mismo ámbito). Los profesores he visto que son personas con un amplio recorrido que pueden enseñar la técnica y transmitir la experiencia. Enseñarles a conducirse en ámbitos profesionales, madurar y también Workshop Experience les da las prácticas que son los contactos para que puedan iniciarse. Incluso hacen Meetup’s que son reuniones informativas gratuitas tanto a sus alumnos como a los que quieren acercarse para que puedan escuchar a profesionales e interactuar planteando sus dudas a quienes ya están trabajando en ello.

Desde este punto de vista creo que el rol de la escuela es el de formación, de capacitación y dirección para que cada uno pueda luego seguir su camino ya sea recorriendo los que ya existen o también crear nuevos. Pero también esta escuela es dinámica y creo que habrán nuevas sorpresas para los alumnos. Porque se trata de enseñar, formar y sorprender, y estar siempre con el deseo por delante creando nuevas cosas.

Para terminar, ¿podrías darle 3 consejos a un alumno que ha terminado de estudiar y tiene que empezar a buscar empleo?¿A qué tiene que aferrarse y qué ideas tiene que trabajar para conseguir sus metas?

1) Plantearse qué le gusta hacer y en quién le gustaría convertirse por más que lo vea muy lejos

2) Que trate sus miedos en un profesional si es necesario y que sepa que la realidad es algo que construimos.

3) Y que el deseo no sólo se descubre, sino hay que sostenerlo. Y esto significa que hay que

luchar y esforzarse por aquello que en lo que uno quiere convertirse para hacer lo que le gusta.

Sergio Alonso Ramírez

Psicólogo – Psicoanalista
Consulta: 647 81 81 38 / sergioalonso2000@gmail.com

www.psicosujeto.com

Los consejos de Sergio pueden ayudar a muchos jóvenes que desean ser maquillador pero tienen miedo al qué dirán. Por eso su labor en la escuela es tan importante. A una gran cantidad de jóvenes que no saben qué carrera elegir o hacia dónde orientar su profesión futura Sergio podría servir de gran ayuda.

Sergio Alonso psicoanalista maquillaje
Sergio Alonso durante una de las charlas vocacionales de Workshop Experience

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