Qué es lo que necesitas saber como fotógrafo de guerra

Fotógrafo de guerra, información práctica

Podemos decir que ser fotógrafo de guerra es, más que una profesión, un estilo de vida. Pero no es apta para todo el mundo, ya que tal vez sea el ámbito de la fotografía que más desgasta tanto física como mentalmente al profesional. Es, asimismo, uno de los más peligrosos.

Walter Astrada explicó en una ponencia del Festival Luces de La Rioja lo difícil que es vivir de la fotografía de guerra. Puso como ejemplo un proyecto que desarrolló en Haití, en el que recibió por las fotos publicadas alrededor de 200€, habiendo gastado más de 3.500 en gastos diversos del viaje. Como posible solución a esto, Pedro Armestre recomienda tener nuestra propia web en la que subir los trabajos, y que se interesen por comprar nuestras imágenes en lugar de intentar malvenderlas nosotros mismos. Además, nunca sabemos el tratamiento que la fotografía va a tener por aquellos que la van a publicar. Nuestro papel siempre será el de documentar con la mayor objetividad de la que seamos capaces lo que tenemos ante nosotros. La honestidad por encima de todo.

Fotógrafo de guerra: James Nachtwey
James Nachtwey

Hay varias formas de acudir a la zona de conflicto; como freelance, como miembro de una agencia, integrado en un batallón… En cualquier caso, nada nos garantiza mantenernos a salvo. El Ejército de Tierra organiza año a año las Jornadas de Corresponsales de Guerra, de las que trabajemos o no como corresponsales de un medio podemos aprender mucho.

En ocasiones será beneficioso para nosotros identificarnos, en otras nos pondrá bajo amenaza. Es decisión siempre nuestra valorar las circunstancias. Ni que decir tiene que los objetos abandonados son carne de explosivos, o que antes de beber agua tenemos que hervirla o utilizar pastillas de cloramina para hacerla potable. Son consejos de supervivencia todo fotógrafo de guerra muy básicos, pero que nunca está de más recordar.

Profesionales con experiencia nos dan otros como rodearnos de objetos mientras conducimos para que, en caso de disparos, estos desvíen la trayectoria de las balas. Esencial es controlar mínimamente el idioma, así como llevar siempre con nosotros lo imprescindible para subsistir. Tener un contacto conocedor del terreno también puede salvarnos la vida. Podemos poner como ejemplo el caso de los campos minados; algunos están fácilmente señalizados, pero otros han sido marcados con montones de piedras o palos por la población local y con facilidad no advertiremos este tipo de indicaciones. Joao Silva, conocido integrante de The bang bang club, perdió en Afganistán ambas piernas por culpa de una mina.

Fotógrafo de guerra: James Nachtwey
James Nachtwey

Punto y aparte merece el tema moral. Es casi imprescindible una profunda preparación psicológica tanto antes de ir, como a la vuelta del viaje. Como contó Michael Christopher Brown en una entrevista, “Había un sentimiento de que su guerra (Libia) era también mía, porque era una batalla por la dignidad y los derechos humanos […] El lugar y las personas se convirtieron en una parte de mi”.

Es por todos conocido el dilema al que se enfrenta el fotógrafo de guerra. James Nachtwey, afirmó a ABC “Todavía quedan restos de emoción que nunca desaparecen”. Habla de la típica preguntan a la que cada fotógrafo de guerra se ha enfrentado decenas de veces en su carrera; ¿cómo es posible preocuparte por hacer una fotografía mientras la gente sufre y muere?, a lo que él responde que no existe una respuesta simple; “Uno tiene que creer que está allí por una razón mayor”. El miedo forma parte del día a día del fotógrafo de guerra, es algo completamente real. 

Fotógrafo de guerra: James Nachtwey
James Nachtwey

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